Aunque a veces no les pretemos mucha atención, las uñas son importantes en nuestra vida, no sólo por cuestiones estéticas, más que todo en el caso de las mujeres, sino también porque nos indican de alguna forma nuestro estado de salud, bien sea nuestros niveles y la forma en la que éstas pueden darnos algunas señales.
En algunas ocasiones, podemos notar que en nuestras uñas se podrían presentar algunas manchas blancas y probablemente no les prestemos atención. A ésto se le llama leuconiquia, y puede estar provocada por distintas causas específicas. En primero, se piensa que la aparición de éstas manchas se debe a la falta de calcio, creencia que muchas veces es incorrecta.
Las uñas (conocidas como lúnula, que es donde se encuentra la matriz en la que crece la uña), son organismos vivos y en constante crecimiento. Pueden llegar a crecer hasta 1 cm por mes y en realidad hablan mucho de nuestra salud en general. Están formadas por queratina y otras proteínas y suelen ser de color rosado pálido tanto en las manos como en los pies. Ahora bien, en el momento en que éstas presenten un color amarillento o fuera de lo normal, se meustran blandas o débiles e incluso estén encarnadas, puede significar síntomas de distintas enfermedades.
En el caso de las manchas blancas, se puede entender como una alteración inofensiva. Cuando éstas manchas son pequeñas, pueden ser el resultado de pequeñas lesiones por golpes o incluso por mordidas, incluso también puede ser resultado de una alergia ante algún producto para uñas.
Cuando éstas manchas tienen un tamaño exponencial, es cuando debemos preocuparnos y atender ésta situación, ya que puede representar problemas como insuficiencia renal o cirrosis. Es necesario acudir al médico si éstas manchas se presentan en la mayoría de uñas,
Contrariamente a la creencia popular, la leuconiquia no está causada por la deficiencia de calcio, pero sí se sabe que la deficiencia de zinc o las deficiencias de albúmina podrían causar las manchas.
Las uñas, por tanto, se convierten en el espejo de nuestro organismo. En ellas se pueden apreciar otros defectos que nos indican que hay algún problema, entre algunos de ellos:
Estrías. Las longitudinales suelen aparecer con la edad y no están asociadas a ninguna patología. Son hereditarias en su mayoría y no tienen tratamiento específico.
Uñas blandas y débiles. Suelen romperse con facilidad y pueden deberse a enfermedades crónicas, reumáticas.
Uñas de color amarillo. Este problema puede estar provocado por el abuso de lacas, psoriasis o por infecciones por hongos o bacterias.
Uñas encarnadas en los pies. De origen hereditario. Cuando la uña se clava en la carne esta se inflama. Para evitarlo, es aconsejable no cortar los bordes de la uña, solo la zona central, es decir, dejar la uña en forma cuadrada.
Hongos. Es quizás uno de los problemas más frecuentes. Pueden aparecer zonas amarillentas o blanquecinas, o pueden suceder que la uña se separe.
Cómo deben cuidarse las uñas
Es importante mantener una higiene adecuada para que las uñas siempre luzcan bien y sobre todo sanas. Entre algunos cuidados básicos se destacan el hecho de mantenerlas secas y limpias, para evitar que se creen bacterias en su interior. También es buena idea cortarlas en forma recta y no exponerlas mucho a químicos ni líquidos por tiempo prolongado.